- Los osteoclastos se encuentran en la mayoría de tumores del hueso, o
hay por lo menos células multinucleadas que se parecen a los osteoclastos. Allí
las células son bastante llamativas en apariencia;
- El hueso huésped involucrado por un tumor reacciona a él de una manera
muy limitada.
- Puede sufrir resorción que radiográficamente aparece lítica o como un
área osteoporótica.
- La resorción es hecha por los osteoclastos y puede ser tan abundante que
parezca ser parte íntegra de la lesión en lugar de la reacción a él.
- El hueso huésped puede responder a la presencia del tumor formando más
hueso.
- Esta respuesta se ve en la reacción osteoblástica al cáncer metastático
de próstata.
- Es importante determinar si el hueso formado en el tumor está siendo
producido por las células del tumor reales o por la reacción osteoblástica
normal al tumor.
- Aunque hay varios tumores benignos que realmente forman hueso, sólo hay
un tumor maligno formador de hueso, el sarcoma osteogénico.
- En la mayoría de las situaciones, el hueso huésped responde a un tumor
con la combinación de resorción y formación del hueso.
Ver tema de biopsia
Algunos tumores óseos tienen un aspecto bastante característico. Al cirujano experimentado le resulta muy útil la comparación entre el aspecto macroscópico del tumor y el aspecto histológico. Así puede distinguir el aspecto de los distintos tejidos tumorales, las zonas de necrosis, las zonas hemorrágicas o quísticas y a distinguir los tejidos sanos de los que están alterados por la proximidad del tumor (hueso reactivo, músculo reactivo, tejido fibroso reactivo) de los que son verdaderamente neoplásicos. Esta capacidad de análisis es importantísima en la realización de la biopsia y de la cirugía conservadora de los tumores.
Hay que buscar con el microscopio las zonas vitales del tumor, dejando de lado las que están alteradas por necrosis, hemorragias, calcificación u otros fenómenos regresivos o reactivos. Si esto se cumple, la combinación con una buena información clínica y radiográfica, permite un diagnóstico exacto en la mayoría de los casos.
Para obtener una buena preparación histológica, la primera condición es lograr una buena fijación ésta se obtiene su emergiendo pequeños fragmentos (0,5 cm) de tejido, inmediatamente después de la toma de muestras, en una cantidad abundante de líquido fijador de penetración rápida. Cuando la muestra incluye tejido óseo y tejido tumoral blando, es preciso separar un fragmento de tejido blando y tratarlo sin descalcificación; en efecto, la preparación no le especificada con ser la mejor los detalles psicológicos. La coloración mediante hematoxilina-eosina es la única necesaria y suficiente y a la mayoría de los casos aunque, en ocasiones, hay que recurrir a coloraciones complementarias. El PAS-diastasa para glucógeno es necesario en los tumores de celular redondas, para distinguir el sarcoma de Ewing (PAS positivos) del neuroblastoma y del linfoma (en general, PAS negativos). La impregnación argéntica para las fibras reticulínicas resulta útil para distinguir el sarcoma de Ewing del linfoma, el hemangioendotelioma del hemangiopericitoma. Una coloración tricrómica (Mallory, Masson) es útil en caso de metástasis carcinomatosas y de hemangioendotelioma para distinguir los cordones y tramos (epiteliales y endoteliales, respectivamente) del conectivo de sostén.
La microscopia electrónica posee un valor diagnóstico modesto para los tumores de los huesos. Sin embargo, la aplicación del antígeno leucocitario común y la tinción específica-neuronal, junto a la microscopia electrónica es a veces útil en el diagnóstico diferencial de los tumores de células redondas: neuroblastoma (gránulo de neurosecreción), sarcoma de Ewing (glucógeno) y linfoma maligno.
En los últimos años, el estudio de los tumores óseos y de partes blandas , se ha enriquecido con una nueva técnica, la inmunohistoquímica, que consiste en la demostración de marcadores (antígenos) de superficie y del interior de las estructuras celulares por métodos inmunológicos. Esta técnica se basa en la capacidad de los anticuerpos de unirse específicamente a los correspondientes antígenos. Esta reacción es visible solo si el anticuerpo esta marcado con una sustancia que absorbe o emite luz o produce coloración. En los últimos cinco años se han identificado algunos marcadores inmunológicos y bioquímicos, y preparado anticuerpos frente a ellos.
En las técnicas de inmunofluorescencia se utilizan, como marcadores, compuestos de fluoresceína que bajo luz ultravioleta emiten luz de longitud de onda visible, que depende de la naturaleza del compuesto. Estas técnicas necesitan muestras en fresco y congeladas, sin fijación convencional, pues los antígenos están presentes en superficies celulares o son muy lábiles a la fijación en formalina. Esta técnica pese a ser muy sensible, presenta inconvenientes como la falta de permanencia de la fluorescencia, requiere de microscopía especializada y el detalle morfológico es pobre. Para documentar cada caso, es necesario fotografiar la reacción.
La inmunoperoxidasa (peroxidasa-antiperoxidasa) permite identificar los marcadores de membrana de las células tumorales. Se utilizan como marcadores enzimas capaces de hacer cambiar de color un sustrato incoloro. Estas técnicas son útiles para formular el diagnóstico histopatológico tradicional, pero su especificidad no es absoluta.
Estas técnicas inmunohistoquímicas enzimáticas permite una localización más precisa de las reacciones, ya que la tinción es permanente, estable, puede contrastarse y puede ser evaluada con microscopio de luz. El material así estudiado puede archivarse por años sin pérdida de la intensidad de la reacción. Los anticuerpos monoclonales ha permitido aumentar la especificidad, sensibilidad y gama de esta técnica.
Existen diferentes técnicas que están en función de:
- El material disponible (fresco, fijado con formalina o congelado)
- Los antígenos a estudio (de superficie o membrana, nucleares o citoplasmáticos)
- Anticuerpo a utilizar (monoclonal o policlonal)
La inmunohistoquímica tiene utilidad diagnóstica en identificación de
diferenciación y de marcadores pronósticos de neoplasias (marcadores tumorales).
Por ejemplo, es posible la identificación de los productos de oncogenes y de
genes supresores de tumores con anticuerpos monoclonales, especialmente contra
c-erbB-2, bcl-2, p21, Rb1 y p53; la identificación de marcadores de
diferenciación como HMB-45 para melanocitos (melanoma), AE1 para carcinomas,
vimentina para sarcomas y CD45 para leucocitos (linfomas).
Para la detección inmunohistoquímica de antígenos en tejidos normales y en
tumores se emplean con mayor frecuencia técnicas de fijación en formalina y de
inclusión en parafina, aunque en algún caso solo se detectan en cortes
congelados.
El gran inconveniente de estas técnicas es la interpretación de los resultados ya que necesita de patólogos experimentados.
Aquí tenemos algunos ejemplos de marcadores inmunohistoquímicos, que están
aumentando rápidamente.
Tabla I: Marcadores de los tumores de células pequeñas redondas | |||||||||
Tumores |
Anticuerpos |
||||||||
CK
|
EMA
|
ALC | VIM | S
100
|
EEN | DES
|
LEU
7
|
ACTINA
|
|
Sarcoma
de
Ewing
|
- | - | - | + | +/-
|
- | - | - | - |
Sarcoma
neuroectodérmico
|
- | - | - | + | - | + | - | - | - |
Linfoma
|
- | - | + | +/- | - | - | - | -/+ | - |
Neuroblastoma
|
- | - | - | +/- | - | + | - | + | - |
Rabdomiosarcoma
|
- | - | - | + | - | - | - | - | + |
Metástasis de carcinoma
|
+ | -/+ | - | +/- | - | - | + | - | - |
-
CK:
citoqueratina;
-
EMA:
antígeno
epitelial
de
membrana;
-
ALC:
antígeno
leucocitario
común; -
VIM:
vimentina;
-
S
100:
proteína
100;
-
EEN:
enolasa
específica
neuronal;
-
DES:
desmina; -
LEU
7:
anti-NHK
1
(-natural
killer-)
(CD
57)
|
Tabla II: Marcadores de algunos sarcomas de los huesos | ||||
Tumores |
Anticuerpos |
|||
CK
|
EMA
|
VIM | Factor
VIII
|
|
Fibrosarcoma
|
- | - | + | - |
Angiosarcoma
|
- | - | + | + |
Condrosarcoma
|
- | - | + | - |
Osteosarcoma
|
- | - | + | - |
CAMPANACCI M. et RUGGIERI P. - Tumeurs osseuses: Classification, diagnostic et principes thérapeutiques. - Encycl. Méd.-Chir. (Elsevier, Paris-France), Appareil locomoteur, 14-030-A-10, 1992, 12 p. |
La citometría de flujo para el análisis del contenido de ADN nuclear, se está utilizando cada vez más en diagnósticos difíciles de determinados histotipos tumorales malignos. Con esta técnica se estudia la cinética del ADN y la ploidía celular. La técnica no está dotada de especificidad, pero es útil para determinar la malignidad de la lesión (aneuploidía de las lesiones malignas) y prever su comportamiento biológico, así como evaluar los efectos de la quimioterapia preoperatoria sobre la ploidía celular en el osteosarcoma. No obstante este método no permite la diferenciación inequívoca entre tumores benignos y malignos derivados del mismo tejido primario, como es el caso de los tumores cartilaginosos, aunque a este respecto hay controversia.