Para considerar a un enfermo curado, este debe de estar libre de enfermedad más de 10 años, y no 5 como hasta ahora se ha seguido considerando.
El sistema de control a largo plazo de un paciente tratado por un tumor óseo maligno varia en función del histotipo tumoral, la edad del paciente, la localización del tumor y el tipo de intervención quirúrgica realizada.
En general,
Cuando se sospecha o se tema una recidiva local o metástasis se realizará una TAC o RM de la zona de la lesión y una TAC del tórax.
La gammagrafía ósea se realizara una vez al año, sobre todo en pacientes con lesiones tendentes a producir metástasis óseas, como el sarcoma de Ewing o cuando los síntomas hacen sospechar una localización esquelética.
En el caso de tumores benignos se harán controles radiográficos y clínicos locales, cada 3-4 meses durante los 3 primeros años. En el caso de tumor de células gigantes se debe de realizar también una radiografía de tórax por el potencial de dar metástasis pulmonares.
En los casos de que en el acto quirúrgico se haya implantado material de osteosíntesis o prótesis, puede haber dificultad para interpretar las imágenes de TAC o RM.
También es útil repetir exámenes de laboratorio en algunos tumores malignos (fosfatasas alcalinas, lactodeshidrogenasa). También son útiles los exámenes de laboratorio y los exámenes cardiológicos en pacientes que han recibido quimioterapia por la toxicidad potencial de estas drogas.